viernes, 15 de febrero de 2008

Bueno, qué. Dije que me iba, pero a veces me siento gris de nuevo y tengo miedo y me veo sola y daría cualquier cosa por certezas. Y luego amanece y asiento de nuevo los pies en el suelo y vuelvo a ser fuerte, trepo montañas, me encaro con gigantes. Las dos últimas noches fueron raras, de nostalgias, de dudas, sobre todo de miedos. De vez en cuando me pierdo. Y luego me topo con una pequeña cosa que me lleva al reencuentro.
El otro día encontré una entrada que me sonaba familiar. Releí notas y encontré una pesadilla de hace meses: alguien cegaba a un hombre sordo y de pronto me metía en su cabeza y tomaba consciencia de que estaba emparedada en un cuerpo sin posibilidades de comunicarse con el exterior, solo por siempre. Y me angustié terriblemente. Alguien se topó el otro día a ese hombre por la calle, pero parece que era más valiente de lo que mi imaginación podía abarcar.
Hoy he encontrado a Libertad encontrándose en un nuevo espacio y esa cosa pequeña me ha agradado. Hoy soñaré con nubes-esponja.