-Ah- dijo el ratón-, el mundo es cada día más pequeño. Primero era tan vasto que me daba miedo, entonces seguí corriendo, y era feliz porque al final, en la distancia vi muros a derecha e izquierda; sin embargo, estos largos muros se acercaban tan velozmente unos a otros que en seguida me encuentro, en la última sala, y allá en el rincón me espera la trampa en la que voy a caer.
- Tienes que cambiar el sentido de tu carrera- dijo el gato, y lo devoró.
Fabulilla de Franz Kafka
7 comentarios:
Y que gran razón tenía el gato. A mí cada vez que se me estrecha el mundo me monto en un autobús...
Yo salgo a la calle lejos del ruido (principalmente del que genero yo misma) o cojo el teléfono, o ambas cosas, según.
Gato cabrón!
El amigo Kafka tan alegre y optimista como de costumbre. Claro que, para que negarlo, también como de costumbre tiene razón.
Lo más difícil es dar un completo cambio a nuestra vida, es decir, dar un cambio a lo que nosotros somos, no a lo que nos rodea. Ya lo dijo Quevedo al final del "Buscón": no mejora la fortuna de quien cambia sólo de lugar pero no de vida y costumbres...
Qué verdad!
Qué buenas son esas fabulas,
y qué difícil es renovarnos, cambiar en lo esencial. Cuántas veces hacemos cambios pequeños, insignificantes, que nos llevan a hacer esfuerzos sin ningún sentido.
Un beso!
Mmm... ¿Belvedere?
Qué bueno. Me sonaba. Pero me ha encantado. Ratonov, salga de aquí, el gato sigue cerca. :-)
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