-¿En qué trabaja usted?- le preguntaron al señor Keuner, y el respondió:
- Hago grandes esfuerzos preparando mi próximo error.
ATRAVESANDO UN VALLE, advirtió de pronto el señor Keuner que sus pies chapoteaban en el agua. Y al punto se dio cuenta de que su valle era en realidad un brazo de mar y se acercaba la hora de la marea. Se detuvo de inmediato por ver si descubría alguna barca, y no se movió del sitio mientras la esperaba. Pero al no aparecer ninguna, abandonó sus esperanzas y confió más bien en que el agua no siguiera subiendo. Sólo cuando le llegó a la barbilla, abandonó también esta esperanza y se lanzó a nadar. Había descubierto que él mismo era una barca.
Bertolt Brecht
6 comentarios:
Con Kafka se hubiera ahogado. ¡Estos comunistas!
Ja, ja, ja. Muy bueno, ratonov. Por cierto, la pregunta y la respuesta me la apunto. No podía ser más apropiada para estos días, melpómene.
de ahí la expresión: "con el agua al cuello", "dios ayuda pero no ahoga" "a caballo regalado muchas gracias"...
A veces no aprendemos de los errores y nos ahogamos una y otra vez!
Si logramos emepzar a nadar, la vida nos pone otro reto delante, y así vamos creciendo.
Creo qu el amigo Franz le habría dado una vuelta más, ¿quizá haciéndolo aparecer en un valle kilómetros tierra adentro amoratado y cubierto de algas? ¿Asesinado por su cabeza? A saber... Estoy con Arda, de momento me abono al final Brecht. Un besazo a los cuatro
Y qué razón tiene en lo que nos cuenta...como somos capaces de perdernos tanto, en lugar de centrarnos en el presente y en lo bueno.
Un besazo, guapa
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