jueves, 29 de marzo de 2007

Cansancio

Esta mañana, antes de que la luz acabase de salir, me ha visitado una enorme mariposa nocturna. Esta noche he visto su final. Se fundió la mariposa mientras moría una bombilla y un trozo de calle quedaba a oscuras. Un segundo, un destello de luz, un momento de lluvia dorada violando un par de alas chamuscadas -Ícaro, Ícaro, mantén las distancias-. Pasó su instante y ya no es, y no está, y no importa.
Melpómene vuelve la espalda, cansada, y el viento borra el pasado que deja tras ella y le pinta un puente de cristal bajo los pies, con una grieta que lo atraviesa de lado a lado. Suspira. Cansancio. El tiempo detenido, de nuevo. Cansancio. Cada vez es más vieja y le pesan más los pies, ya casi los arrastra y aún no ha llegado al centro del puente mientras la grieta se ensancha y amenaza con engullirla. No importa.
Y ahora me duermo y sueño y todo desaparece, se esfuma, no es, no fue... y no importa.
Ecos, ecos suaves que trae el viento... Me gusta esta monserga africana. Soñaré en colores el olvido, las alas, la grieta; pinceladas cortas que coloreen el día gris y después... No sé, no importa.

3 comentarios:

ORACLE dijo...

ante tanta incertidumbre lo mejor es saltar, creame.

mc clellan dijo...

Ha llovido demasiado estos días. Se han desteñido los colores. Y los escaparates de la gran ciudad nos hieren con tanto brillo.

Melpómene dijo...

Doctor, ¿me lo dice por experiencia? Lo cierto es... que tengo vértigo, y, en cualquier caso, estoy demasiado cansada para saltos, otra cosa es que se abra la grieta y me pille todavía aquí...

Ayyy, y el brillo de los escaparates ni lo veo, sólo veo gris... A ver si para, que esto será bueno para la sequía pero es mu malo para el estado de ánimo.