domingo, 18 de marzo de 2007

Duendes sin olla de oro

No recordaba que hoy era San Patricio -realmente no tenía grandes motivos para hacerlo- y sólo me he percatado de ello al ver un número excesivo de gnomos de gorro verde por la calle -saliendo de los bares principalmente-. No sé por qué me atrae esta fiesta, a pesar de que los actos cargados de patriotismo suelen afectarme al hígado y al estómago (quizá esto último venga provocado por un empacho de banderas ondeadas aquí o allá para recordar a otros que la propia es más grande, más bonita, más importante y que por eso unos son más que otros, olvidando que hoy se conservan como un símbolo de otras cosas). Creo que es porque los irlandeses que conozco la celebran con auténtica emoción, con nostalgia, con cariño y con risas, música, baile -y alcohol casi siempre, pero no siempre, no crean- y porque abren las puertas e invitan a todo el que quiera entrar a que pase y sea uno más y ría, cante, baile -y beba si es el caso- sea cual sea su bandera (al menos aquí en España son bienvenidos incluso los ingleses, a pesar de sus rarezas -sin acritud-, siempre con el deber moral de participar en la fiesta, por supuesto, eso siempre). De nuevo parece que la cosa se resume a hacer las cosas con pasión, con humor, hundiendo barreras, uniendo a gente completamente desconocida que por unas horas se hermanan, se abrazan, ríen, cantan, hablan, beben, se divierten juntos. Feliz día de San Patricio.

(Por cierto, me acabo de enterar de que el trébol de cuatro hojas está en peligro de extinción, incluido como tal en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas -y lo que me ha extrañado no es que haya pocos, eso ya lo tenía constatado y siempre he dado por hecho que por eso se dice que traen suerte, sino que constituyan una especie distinta de los de tres... ignorante, ignorante-. Parece que los que quedan en España se localizan principalmente en el cuadrante suroccidental de la Península, pero ¡por favor!, sean responsables, no me vayan a por ellos: opten por la pata de conejo -de granja a poder ser- o la herradura...)


5 comentarios:

yein dijo...

El otro día una amiga me regaló un trebol de cuatro hojas que me dio tanta suerte que estoy volviéndome sepersticiosa ¿Por qué no?

Feliz día de San Patricio!!!!
aunque sea tarde...

Melpómene dijo...

mmmm, habrá que hacerse con uno entonces -también de granja-. Oh, y nunca es tarde si la dicha es buena, que dice mi abuelo. besos

libertad dijo...

Síiii, se trata de compartir la alegría claro, que a veces parece que somos más dados a compartir la tristeza y la melancolía. Bien por San Patricio!
Un beso

Gonzalo dijo...

¿Sirve el trébol de granja?

Melpómene dijo...

Un beso tb para ti Libertad, compartamos lo que haya.

No sé si sirve, Gonzalo, no me he topado ninguno; cuando lo compruebe te aviso. De momento tiro con un orco de la suerte que me regalaron -no sé si trae suerte xo le tego cariño...con lo feo que es, jaja-. besos