sábado, 3 de febrero de 2007

Caminante no hay camino...

Voy a empezar a seguir las baldosas amarillas, a ver a dónde me llevan -espero seguirlas en el sentido correcto, porque, que yo sepa, sólo uno de sus extremos llevaba a algún lado-. Me he puesto unos pantalones con muchos bolsillos, por si tengo que ir recogiendo cosas interesantes, y al fondo de uno de ellos ya ha llegado una pequeña, lisa y reluciente piedrita de color azul celeste; ahora será más difícil que me lleve el viento.

2 comentarios:

mc clellan dijo...

Y recuerda, no corras o podrías perderte las pequeñas cosas del camino. Por cierto, si estás en un apuro, silba.

Melpómene dijo...

Uy no, no, no voy a correr por las baldosas amarillas, éstas las voy a recorrer despacito (ya corro más que suficiente fuera de ellas y tampoco quiero tropezar). Lo que no sé es si avanzaré algo, porque hay tantas cosas a las que mirar... (de nuevo los puntos suspensivos). De momento he visto unos cuantos rincones agradables en que parar si en algún momento me agoto, con conversaciones, bicicletas, fresas, besos, canciones y cafés y libros y ventanas. Gracias, silbaré llegado el caso; también tengo unos estupendos zapatos rojos que me transportan donde sea si alguien me llama. Un beso.